lunes, 4 de julio de 2011

EL PECADO


EL PECADO

Es toda acción u omisión voluntaria contra la ley de Dios, que consiste en decir, hacer, pensar o desear algo contra los mandamientos de la Ley de Dios o de la Iglesia, o faltar al cumplimiento del propio deber y a las obligaciones particulares.
El pecado es una palabra, un pensamiento, un acto, un deseo o una omisión contrarios al plan de felicidad que Dios tiene para el hombre




QUÉ ES UN PECADO MORTAL?
Un pecado mortal es elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre.
QUÉ ES EL PECADO VENIAL?
El pecado venial es una transgresión de la ley de Dios en la que falta o la gravedad de la materia, o la plenitud de la advertencia o del consentimiento.
PECADOS CAPITALES
El término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados

PECADO
VIRTUDES
SOBERBIA
Deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros.
HUMLIDAD Modestia, alguien que no se cree mejor o más importante que los demás en ningún aspecto
AVARICIA
Adquisición de riquezas en particular
GENEROSIDAD
Hábito de dar y entender a los demás.
ENVIDIA
Deseo algo que alguien más tiene y que perciben que a ellos les hace falta,
CARIDAD
Amor, amistad, empatía
IRA
 Sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enojo
PACIENCIA
Actitud para sobrellevar cualquier contratiempo y dificultad.
LUJURIA
 Pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual
CASTIDAD
 Moderación y adecuada regulación de los placeres  y relaciones sexuales
GULA  
Es un vicio del deseo desordenado por el placer conectado con la comida o la bebida
TEMPLANZA
Equilibrio en el uso de los bienes creados
PEREZA Tristeza de ánimo» que aparta al creyente de las obligaciones
DILIGENCIA Esmero y el cuidado en ejecutar algo

viernes, 10 de junio de 2011

¿ QUIEN ES DIOS?





  ¿QUIEN ES DIOS?
Dios es un Ser que existe por Sí mismo desde siempre, absolutamente simple Espíritu, infinitamente perfecto, Creador de cielo y tierra, y soberano Señor de todas las cosas.
Dios es el creador del universo, El es el camino a la salvación y vida eterna. Dios por su gran amor y misericordia para nosotros envió a su único hijo, Jesús, a morir en la cruz del Calvario por todos nuestros pecados. Con su sangre, Jesús nos limpia y nos da el regalo de la vida eterna.
En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.
El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios escondidos en Dios, que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos" Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar.
El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.

DIOS PADRE, es el "Principio-sin principio"; no fue creado ni engendrado; es por sí sólo el Principio de Vida; es la vida misma, que posee en absoluta comunión con el Hijo y con el Espíritu Santo. Es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.

DIOS HIJO, es engendrado -no creado- por el Padre; Jesús es Hijo eterno y consustancial (de la misma naturaleza o sustancia); Dios es al mismo tiempo Padre, como el que engendra, e Hijo como el que es engendrado,asumió en el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la Redención.

DIOS ESPÍRITU SANTO, procede del Padre y del Hijo; es como una "espiración", soplo del Amor consustancial entre el Padre y el Hijo; se puede decir que Dios en su vida íntima es amor, que se personaliza en el Espíritu Santo. Se manifestó primero en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los corazones de los fieles con el don de la caridad (Cf. Ef 4,30). Se le atribuye l

El entendimiento humano no es capaz de comprender la esencia divina, no puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios, sólo puede conocer lo que Dios revela y asumirlo con la fe; se puede aplicar aquí la frase de San Agustín: "Si lo comprendes, no es Dios". .


Dentro de las características principales de este Dios Supremo estarían principalmente:
  • OMNIPOTENCIA: Poder absoluto sobre todas las cosas;
  • OMNIPRESENCIA: Poder de estar presente en todo lugar;
  • OMNISCIENCIA: Poder absoluto de saber las cosas que han sido, que son y que sucederán.
  • SANTO: Porque Él ama solamente el bien y aborrece todo lo malo. La santidad es carencia o ausencia de toda mancha de pecado. La pureza o santidad de Dios es  infinita
  • INFINITAMENTE BUENO Y MISERICORDIOSO: Dios no es solo bueno, sino la bondad misma y el mismo amor
  • JUSTO: Es infinitamente justo porque premia las buenas acciones y castiga toda culpa
  • ETERNO: No está sujeto al tiempo
  • INMUTABLE: Permanece eternamente él mismo sin mudarse jamás en su ser y en sus juicios




     

EL NOMBRE DE DIOS

En Ex 3, 13-14: Dios se manifestó a Moisés y le reveló su nombre: "YO SOY EL QUE SOY".
Los hebreos no usaban vocales. Éxodo 3, 15 presenta un conjunto de cuatro consonantes YHWH, a las que añadían, a veces, algunas vocales puesto que desde el año 597 (cautividad de Babilonia) se dejó de pronunciar este nombre para evitar que fuera conocido y profanado por los paganos. Durante la lectura, cuando se encontraba este nombre, se hacía un poco de silencio y se continuaba. Después se usó Adonai (el Señor).
Nosotros pensamos que se pronunciaba Yahveh porque así lo pronunciaban los samaritanos, que se habían separado del Reino del Sur unos tres siglos y medio antes de la cautividad de Babilonia y que, por lo tanto, eran portavoces de una tradición muy antigua. Los Testigos de Jehová, al contrario, se basan sobre la interpretación que le dieron los masoretas (700-1000 d. Cristo), un grupo de sabios que añadieron unos signos a base de puntuación a las consonantes para expresar las vocales. Éstos sacaron las vocales de la palabra "adonai" (Señor), para formar la palabra Jehová, cambiando la primera "a" por "e".
Para nosotros, se trata de una discusión inútil, puesto que Jesús nos enseñó a llamar a Dios con el nombre de "Padre" y san Juan nos dio una nueva definición de Dios, diciendo que es "Dios es Amor" (1ªJn 4, 8).

LA SANTÍSIMA TRINIDAD CATECISMODE LA  IGLESIA CATOLICA
El Padre
I "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"
232 Los cristianos son bautizados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19). Antes responden "Creo" a la triple pregunta que les pide confesar su fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu: "Fides omnium christianorum in Trinitate consistit" ("La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad") (S. Cesáreo de Arlés, symb.).
233 Los cristianos son bautizados en "el nombre" del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en "los nombres" de estos (cf. Profesión de fe del Papa Vigilio en 552: DS 415), pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo único y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad.
234 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe" (DCG 43). "Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos" (DCG 47).
235 En este párrafo, se expondrá brevemente de qué manera es revelado el misterio de la Bienaventurada Trinidad (I), cómo la Iglesia ha formulado la doctrina de la fe sobre este misterio (II), y finalmente cómo, por las misiones divinas del Hijo y del Espíritu Santo, Dios Padre realiza su "designio amoroso" de creación, de redención, y de santificación (III).
236 Los Padres de la Iglesia distinguen entre la "Theologia" y la "Oikonomia", designando con el primer término el misterio de la vida íntima del Dios-Trinidad, con el segundo todas las obras de Dios por las que se revela y comunica su vida. Por la "Oikonomia" nos es revelada la "Theologia"; pero inversamente, es la "Theologia", quien esclarece toda la "Oikonomia". Las obras de Dios revelan quién es en sí mismo; e inversamente, el misterio de su Ser íntimo ilumina la inteligencia de todas sus obras. Así sucede, analógicamente, entre las personas humanas, La persona se muestra en su obrar y a medida que conocemos mejor a una persona, mejor comprendemos su obrar.
237 La Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los "misterios escondidos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados desde lo alto" (Cc. Vaticano I: DS 3015. Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su Ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo.

II La revelación de Dios como Trinidad
El Padre revelado por el Hijo
238 La invocación de Dios como "Padre" es conocida en muchas religiones. La divinidad es con frecuencia considerada como "padre de los dioses y de los hombres". En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo (Cf. Dt 32,6; Ml 2,10). Pues aún más, es Padre en razón de la alianza y del don de la Ley a Israel, su "primogénito" (Ex 4,22). Es llamado también Padre del rey de Israel (cf. 2 S 7,14). Es muy especialmente "el Padre de los pobres", del huérfano y de la viuda, que están bajo su protección amorosa (cf. Sal 68,6).
239 Al designar a Dios con el nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad transcendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también mediante la imagen de la maternidad (cf. Is 66,13; Sal 131,2) que indica más expresivamente la inmanencia de Dios, la intimidad entre Dios y su criatura. El lenguaje de la fe se sirve así de la experiencia humana de los padres que son en cierta manera los primeros representantes de Dios para el hombre. Pero esta experiencia dice también que los padres humanos son falibles y que pueden desfigurar la imagen de la paternidad y de la maternidad. Conviene recordar, entonces, que Dios transciende la distinción humana de los sexos. No es hombre ni mujer, es Dios. Transciende también la paternidad y la maternidad humanas (cf. Sal 27,10), aunque sea su origen y medida (cf. Ef 3,14; Is 49,15): Nadie es padre como lo es Dios.
240 Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, el cual eternamente es Hijo sólo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27).
241 Por eso los apóstoles confiesan a Jesús como "el Verbo que en el principio estaba junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios invisible" (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia" Hb 1,3).
242 Después de ellos, siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer concilio ecuménico de Nicea que el Hijo es "consubstancial" al Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo concilio ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó "al Hijo Unico de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre" (DS 150).
El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu
243 Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Credo de Nicea-Constantinopla), estará ahora junto a los discípul os y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles (cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13). El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre.
244 El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26; 16,14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad.
245 La fe apostólica relativa al Espíritu fue confesada por el segundo Concilio ecuménico en el año 381 en Constantinopla: "Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre" (DS 150). La Iglesia reconoce así al Padre como "la fuente y el origen de toda la divinidad" (Cc. de Toledo VI, año 638: DS 490). Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en conexión con el del Hijo: "El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma sustancia y también de la misma naturaleza: Por eso, no se dice que es sólo el Espíritu del Padre, sino a la vez el espíritu del Padre y del Hijo" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 527). El Credo del Concilio de Constantinopla (año 381) confiesa: "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria" (DS 150).
246 La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu "procede del Padre y del Hijo (filioque)". El Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: "El Espíritu Santo tiene su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente tanto del Uno como del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración...Y porque todo lo que pertenece al Padre, el Padre lo dio a su Hijo único, al engendrarlo, a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a partir del Hijo, éste la tiene eternamente de su Padre que lo engendró eternamente" (DS 1300-1301).
247 La afirmación del filioque no figuraba en el símbolo confesado el año 381 en Constantinopla. Pero sobre la base de una antigua tradición latina y alejandrina, el Papa S. León la había ya confesado dogmáticamente el año 447 (cf. DS 284) antes incluso que Roma conociese y recibiese el año 451, en el concilio de Calcedonia, el símbolo del 381. El uso de esta fórmula en el Credo fue poco a poco admitido en la liturgia latina (entre los siglos VIII y XI). La introducción del Filioque en el Símbolo de Nicea-Constantinopla por la liturgia latina constituye, todavía hoy, un motivo de no convergencia con las Iglesias ortodoxas.
248 La tradición oriental expresa en primer lugar el carácter de origen primero del Padre por relación al Espíritu Santo. Al confesar al Espíritu como "salido del Padre" (Jn 15,26), esa tradición afirma que este procede del Padre por el Hijo (cf. AG 2). La tradición occidental expresa en primer lugar la comunión consubstancial entre el Padre y el Hijo diciendo que el Espíritu procede del Padre y del Hijo (Filioque). Lo dice "de manera legítima y razonable" (Cc. de Florencia, 1439: DS 1302), porque el orden eterno de las personas divinas en su comunión consubstancial implica que el Padre sea el origen primero del Espíritu en tanto que "principio sin principio" (DS 1331), pero también que, en cuanto Padre del Hijo Unico, sea con él "el único principio de que procede el Espíritu Santo" (Cc. de Lyon II, 1274: DS 850). Esta legítima complementariedad, si no se desorbita, no afecta a la identidad de la fe en la realidad del mismo misterio confesado.

III La Santísima Trinidad en la doctrina de la fe
La formación del dogma trinitario
249 La verdad revelada de la Santa Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia, principalmente en el acto del bautismo. Encuentra su expresión en la regla de la fe bautismal, formulada en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia. Estas formulaciones se encuentran ya en los escritos apostólicos, como este saludo recogido en la liturgia eucarística: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (2 Co 13,13; cf. 1 Cor 12,4-6; Ef 4,4-6).
250 Durante los primeros siglos, la Iglesia formula más explícitamente su fe trinitaria tanto para profundizar su propia inteligencia de la fe como para defenderla contra los errores que la deformaban. Esta fue la obra de los Concilios antiguos, ayudados por el trabajo teológico de los Padres de la Iglesia y sostenidos por el sentido de la fe del pueblo cristiano.
251 Para la formulación del dogma de la Trinidad, la Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico: "substancia", "persona" o "hipóstasis", "relación", etc. Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que daba un sentido nuevo, sorprendente, a estos términos destinados también a significar en adelante un Misterio inefable, "infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana" (Pablo VI, SPF 2).
252 La Iglesia utiliza el término "substancia" (traducido a veces también por "esencia" o por "naturaleza") para designar el ser divino en su unidad; el término "persona" o "hipóstasis" para designar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en su distinción real entre sí; el término "relación" para designar el hecho de que su distinción reside en la referencia de cada uno a los otros.

El dogma de la Santísima Trinidad
253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial" (Cc. Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Cc. de Letrán IV, año 1215: DS 804).
254 Las personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único pero no solitario" (Fides Damasi: DS 71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede" (Cc. Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina.
255 Las personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 528). En efecto, "todo es uno (en ellos) donde no existe oposición de relación" (Cc. de Florencia, año 1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Cc. de Florencia 1442: DS 1331).
256 A los catecúmenos de Constantinopla, S. Gregorio Nacianceno, llamado también "el Teólogo", confía este resumen de la fe trinitaria:
Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella. Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje...Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo entero...Dios los Tres considerados en conjunto...No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo...(0r. 40,41: PG 36,417).

IV Las obras divinas y las misiones trinitarias
257 "O lux beata Trinitas et principalis Unitas!" ("¡Oh Trinidad, luz bienaventurada y unidad esencial!") (LH, himno de vísperas) Dios es eterna beatitud, vida inmortal, luz sin ocaso. Dios es amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios quiere comunicar libremente la gloria de su vida bienaventurada. Tal es el "designio benevolente" (Ef 1,9) que concibió antes de la creación del mundo en su Hijo amado, "predestinándonos a la adopción filial en él" (Ef 1,4-5), es decir, "a reproducir la imagen de su Hijo" (Rom 8,29) gracias al "Espíritu de adopción filial" (Rom 8,15). Este designio es una "gracia dada antes de todos los siglos" (2 Tm 1,9-10), nacido inmediatamente del amor trinitario. Se despliega en la obra de la creación, en toda la historia de la salvación después de la caída, en las misiones del Hijo y del Espíritu, cuya prolongación es la misión de la Iglesia (cf. AG 2-9).
258 Toda la economía divina es la obra común de las tres personas divinas. Porque la Trinidad, del mismo modo que tiene una sola y misma naturaleza, así también tiene una sola y misma operación (cf. Cc. de Constantinopla, año 553: DS 421). "El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres principios de las criaturas, sino un solo principio" (Cc. de Florencia, año 1442: DS 1331). Sin embargo, cada persona divina realiza la obra común según su propiedad personal. Así la Iglesia confiesa, siguiendo al Nuevo Testamento (cf. 1 Co 8,6): "uno es Dios y Padre de quien proceden todas las cosas, un solo el Señor Jesucristo por el cual son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas (Cc. de Constantinopla II: DS 421). Son, sobre todo, las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo las que manifiestan las propiedades de las personas divinas.
259 Toda la economía divina, obra a la vez común y personal, da a conocer la propiedad de las personas divinas y su naturaleza única. Así, toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo. El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae (cf. Jn 6,44) y el Espíritu lo mueve (cf. Rom 8,14).
260 El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de la Bienaventurada Trinidad (cf. Jn 17,21-23). Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad: "Si alguno me ama -dice el Señor- guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" (Jn 14,23).
Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora (Oración de la Beata Isabel de la Trinidad)

Resumen
261 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
262 La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre eterno, y que el Hijo es consubstancial al Padre, es decir, que es en él y con él el mismo y único Dios.
263 La misión del Espíritu Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo (cf. Jn 14,26) y por el Hijo "de junto al Padre" (Jn 15,26), revela que él es con ellos el mismo Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria".
264 "El Espíritu Santo procede del Padre en cuanto fuente primera y, por el don eterno de este al Hijo, del Padre y del Hijo en comunión" (S. Agustín, Trin. 15,26,47).
265 Por la gracia del bautismo "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna (cf. Pablo VI, SPF 9).
266 "La fe católica es esta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no confundiendo las personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad" (Symbolum "Quicumque").
267 Las personas divinas, inseparables en lo su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.

domingo, 29 de mayo de 2011

LA ORACION

 

La oración es el teléfono para hablar con Dios


 
Orar es hablar con Dios, mantener una comunicación estrecha con él, como con esa persona con la cual tenemos confianza, al igual que un amigo o un confidente.
"La oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo"

El Catecismo de la Iglesia Católica da también la definición
"La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes" San Juan Damasceno.(CIC #2558)

"Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" Sta. Teresita del Niño Jesús (CIC #2558)

La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él. San Agustín (CIC #2560)


Orar es dialogar con Dios, pero para conversar con él necesitamos escucharlo. Dios nos habla de manera especial a través de su palabra. Es escuchándolo como recibimos su amor misericordioso, su llamado a vivir cerca de él y su invitación a colaborar en la misión de Jesús. Su palabra nos da a conocer sus designios maravillosos para nosotros y nos ayuda a descubrir el sentido de nuestra vida.
La otra parte de la oración es nuestra respuesta a Dios, la cual no se da sólo en los momentos en que oramos, sino que se extiende a la vida entera. De esta manera nuestras actividades diarias se convierten también en oración. Para vivir en unión con Dios necesitamos orar tanto individualmente como en comunidad. La oración personal nos permite dialogar íntimamente con nuestro
Creador, estrechar nuestra relación con Jesús y gozar con la acción del Espíritu Santo en nosotros. La oración comunitaria refuerza nuestra fe, nos ayuda a dejarnos guiar por la palabra de Dios, nos exige autenticidad ante nuestros hermanos, nos une con la comunidad eclesial en todo el mundo y con la iglesia triunfante que ya goza de la eternidad de Dios.

CARACTERÍSTICAS DE LA ORACIÓN

FE

La fe significa creer, confiar aún ante la evidencia contraria; significa tomar los riesgos de ser criticados, es actuar, diría el apóstol Santiago. Muchas veces nuestra fe queda sólo a nivel de razón y no de actuación. La fe sin obras en muerta. St 2,20

La fe es la seguridad de las cosas que se esperan y  que no se ven (Hb 11,3).

 «¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento. Mt 9, 22
 «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Mt 14, 31
   No temas, basta que tengas fe Mc 5, 36
 HUMILDAD
La humildad es no creer que se es más ni menos de lo que se es en realidad, ante Dios todos somos iguales y sin él somos nada.
La humildad es la base de la oración, es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios. San Agustín. ( CIC #2559)

Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro
publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera:
“¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.”En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”
Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. Lc 18, 10-14

PERSEVERANCIA
 
La perseverancia es un esfuerzo continuo para obtener un resultado concreto. Con la perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo. Debemos ser perseverantes nuestra fe debe ser como la gota de agua sobre la roca que a los miles y millones de años termina traspasándola.

 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo:
¡Hazme justicia contra mi adversario!”
Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo:
Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que
no venga continuamente a importunarme.”»
Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto;
y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día
y noche, y les hace esperar?
Os digo que les hará justicia pronto. Lc 18, 1-8

TIPOS
Estos tipos de oración no tienen porqué ir separados, se pueden ejercitar a la vez, o irse desencadenando uno detrás de otro; por ejemplo mediante el rezo del rosario se hace una oración verbal, se puede meditar cada misterio correspondiente a una etapa de la vida de Jesucristo, y se puede hacer oración de petición pidiendo la intercesión de la Virgen María.

ORACION DE PETICION :La oración de petición son las súplicas que consiste en pedir, llamar con insistencia, invocar, clamar, gritar. Como la oración de petición suele ser causada por un anhelo que deseamos se cumpla o por un plan que deseamos se realice, o por una necesidad que deseamos sea satisfecha, a veces parece que no fuera escuchada.


ORACION DE INTERCESION: La intercesión es la oración por otros. Un intercesor es uno que toma el lugar o suplica por el caso de otro.


ORACION DE ACCION DE GRACIAS:Es una expresión de gratitud por lo que Dios ha hecho.






 

jueves, 26 de mayo de 2011

CONOCIENDO LA BIBLIA

LA BIBLIA

La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un único depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia, pero el oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios escrita o transmitida, ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo.

La palabra Biblia se deriva del griego biblio, plural de biblíon, “librito”. La Biblia no es en si un solo libro sino un conjunto o una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900a.C. - 100d.C.)

La Biblia se divide en dos grandes partes: Antiguo Testamento 46 libros (antes de Cristo) y Nuevo Testamento 27 libros (plenitud de la promesa en Cristo).
Testamento" significa "alianza" y se refiere a las alianzas que Dios pactó con los Israelitas en el Antiguo Testamento y la nueva y definitiva alianza que Dios hizo con los hombres en la Sangre de Jesucristo. Jesús es el carácter central en la Biblia – en realidad el libro entero es acerca de Él. El Antiguo Testamento predijo Su venida y preparó el escenario para su entrada al mundo. El Nuevo Testamento describe Su venida y Su obra para traer salvación a nuestro mundo pecador.

¿Qué es el Canon Bíblico?
El canon es la lista establecida por la autoridad de la Iglesia, de los Libros Sagrados considerados como Revelación Divina. La Biblia católica es la Biblia completa con 73 libros y de ella se derivaron las demás no al contrario; a la Biblia protestante le faltan siete libros del Antiguo Testamento, Estos 7 libros son Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Barut y los 2 libros de Macabeos. Lutero los quitó en el siglo XVI a pesar de que toda la cristiandad desde el tiempo de Jesús hasta el los reconocían como parte de las Sagradas Escrituras. Ahora algunos Protestantes le llaman a esos libros "DeuterocanónicosO o libros Protocanónicos"

¿Quién escribió la Biblia?
La Biblia es la Palabra de Dios, su autor es Dios
puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, el autor secundario o instrumental de la Biblia es el escritor sagrado o hagiógrafo. Por ej., Moisés, el profeta Isaías, San Mateo, San Pablo, etc.
¿Qué otros nombres tiene la Biblia?
De acuerdo con lo que hemos dicho , a la Biblia se le llama también : Sagrada Escritura, Libros Sagrados, Libros Inspirados, Palabra de Dios
 
 Recomendaciones para leer la Biblia
1) Orar
al Espíritu Santo para recibir su luz y entendimiento.2) Leer con humildad, no pretendiendo tenerlo ya todo entendido.
3) Interpretar según la Iglesia. La humildad exige que se pregunte y estudie.
4) Leer la Biblia con frecuencia para beber mas de la fuente.
5) Leer
con el fin de amar y obedecer mas a Dios y amar mas al prójimo6) No buscar en la Biblia ciencia natural sino un mensaje espiritual.
¿Cómo buscar un pasaje en la Biblia?
La Biblia se divide en libros, cada libro en capítulos y los capítulos se divide en versículos. Los capítulos se indican con números grandes y los versículos en números pequeños. Las referencias o citas biblicas siempre se hacen de la misma manera: Primero se pone la sigla del libro, es decir los letras que sirven para identificarlo la primera en mayúscula y la o las siguientes en minúsculas, luego se pone el capitulo y a continuación el versículo. Puedes buscar el libro en el índice. Entonces, habiendo encontrado el libro, busca el capítulo y finalmente el versículo. Ejemplo: Jn 20, 13 significa: el Evangelio de Juan, capítulo 20, versículo 13.




















¿Que orden seguir para leer la Biblia con más provecho?
Sin quitar la inspiración para recurrir a cualquier parte de la Biblia en cualquier momento, se puede establecer algún orden que ayude en el mayor entendimiento. Hay varias opciones.
1. Seguir por orden las etapas de la historia de la salvación: Del Antiguo al Nuevo Testamento.
Ventajas: Es una lectura que nos lleva progresivamente por la Historia de Salvación.
Inconvenientes: Es un camino muy largo para llegar al Evangelio que es "la plenitud de la revelación". Se encuentran secciones difíciles de leer y de menos importancia que los Evangelios.
2. Leer primero el Nuevo Testamento y pasar luego al Antiguo.
Ventajas: Con la lectura del Evangelio, el lector entra inmediatamente en contacto con la persona de Cristo, su vida y su doctrina; y percibe luego, en los demás escritos del Nuevo Testamento, el desarrollo y profundización de la fe y de la moral cristiana, gracias a las luces del Espíritu Santo dado en Pentecostés. Después vendrá la lectura del Antiguo Testamento que es la preparación, querida por Dios en vista de la Nueva Alianza.
Inconvenientes: Este método no permite constatar suficientemente que el Nuevo Testamento es la plenitud de realización de las promesas hechas en el Antiguo, que el Nuevo Testamento se enraíza en el Antiguo y que éste sirve porosamente para "iluminarlo y explicarlo".
3. Lectura combinada de Antiguo y Nuevo Testamento.
Ventajas: Se pueden escoger los principales libros que nos ofrecen una enseñanza fundamental y después ir a los demás.
Inconveniente: Si no se tiene cuidado podrían olvidarse algunos libros o escoger lo que mas nos guste y no lo que Dios quiere enseñarnos. Este inconveniente puede vencerse si se advierte el peligro.
¿Qué otras Biblias existen?
Además de la Biblia católica, que es la única completa y verdadera, existen la Biblia Hebrea y las Biblias protestantes. La Biblia Hebrea sólo contiene treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Por tanto, rechazan siete libros del Antiguo Testamento y todos los del Nuevo Testamento que forman la Biblia católica. Los protestantes, por su parte, admiten solamente el "libre examen" es decir, que cada uno ha de leer e interpretar la Biblia a su manera, sin necesidad de someterse a la autoridad de la Iglesia. A las Biblias protestantes les suprimieron algunos libros que están en la Biblia católica; además en los libros que conservan, modifican algunas palabras para apoyar sus ideas erróneas. Además, carecen de notas y comentarios, no tienen aprobación de la autoridad de la Iglesia; muchas son editadas por las "Sociedades Bíblicas", algunas dicen: "Versión del original llevado a cabo por Cipriano de Valera y C. Reyna"; la mayoría de ellas suprime varios libros del Antiguo Testamento (Sabiduría, Judit, Tobías, Eclesiástico, I y II Macabeos, entre otros) y algunas también suprimen libros del Nuevo (Epístolas de Santiago, de San Pedro y de San Juan).

LA SAGRADA ESCRITURA Catecismo de la iglesia católica
CRISTO, PALABRA ÚNICA DE LA SAGRADA ESCRITURA
101 En la condescendencia de su bondad, Dios, para revelarse a los hombres, les habla
en palabras humanas: "La palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace
semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo
nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres " (DV 13).
102 A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra,
su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (cf. Hb 1,1-3):
Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las escrituras, que es un
mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo
Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque no está sometido al tiempo (S. Agustín, Psal.
103,4,1).
103 Por esta razón, la Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras como venera
también el Cuerpo del Señor. No cesa de presentar a los fieles el Pan de vida que
se distribuye en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo (cf. DV 21).
104 En la Sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf.
DV 24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es
realmente: la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13). "En los libros sagrados, el Padre que
está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con
ellos" (DV 21).